Dónde va a parar el aceite de cocina que deposito en el contenedor naranja de reciclaje

Patatas fritas. Fuente: Pixabay

Las legislaciones mundiales llevan años priorizando las estrategias de mitigación del riesgo climático. Es por esto que los biocombustibles están desempeñando un papel clave en el cumplimiento de los objetivos nacionales de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector del transporte.

Ahora bien, dentro de los llamados biocombustibles, los hay más y menos ecológicos aunque todos parecen meterse dentro del mismo saco. Algunas organizaciones y autores ya piden llamar a cada cosa por su nombre y diferenciar entre auténticos biocombustibles y los que podrían pasar a denominarse agrocombustibles, combustibles procedentes de cultivos agrícolas. Y es que el prefijo bio solo debería usarse en la UE para referirse a los productos agrícolas en cuya producción no intervienen productos de síntesis.

Partiendo de una misma materia prima -el aceite de cocina usado- podemos obtener dos combustibles diferentes: el biodiésel convencional o éster metílico de aceites de cocina usados, UCOME por sus siglas en inglés (Used Cooking Oils Methyl Ester) y el hidrobiodiésel, HVO o aceite vegetal hidrotratado (Hydrotreated Vegetable Oil).

Para convertir el aceite de fritura en un combustible de tipo UCOME se emplea el método de transesterificación del aceite con metanol y se genera glicerol como producto secundario, algo que no ocurre con el proceso de hidrogenación de los HVO. En este caso, el hidrógeno se usa como catalizador para eliminar el oxígeno y los triglicéridos del aceite. El resultado de esto es un biocombustible de origen renovable que puede contaminar hasta un 90% menos que el diésel fósil tradicional: menos gases de efecto invernadero y partículas.

La calidad de los combustibles del tipo éster metílico depende de las propiedades de la materia prima, lo cual limita las materias primas que se pueden usar en climas fríos. Sin embargo, la materia prima utilizada en el proceso de HVO puede ser de la misma calidad o menor que la del proceso de biodiésel. Una ligera desventaja del proceso HVO radica en el suministro de materia prima. Aunque la gama de materias primas potenciales es amplia, hay una larga lista de parámetros que deben probarse para evitar daños a la planta.

En los dos casos su poder calorífico es más alto que el de los biocombustibles convencionales y se comportan en logística, almacenamiento y uso como un combustible diésel fósil. Esto significa que se pueden usar en motores diésel sin límites de mezcla o sin las modificaciones requeridas para el biodiesel.

Actualmente el factor limitante es el precio. Pero podemos poner nuestro granito si queremos depender en menor medida de los combustibles fósiles. El aceite de cocina usado, que se obtiene actualmente del sector de la hostelería, también se recoge de los puntos limpios fijos o móviles. Busca el tuyo aquí y empieza a reciclar el aceite que te sobre en la cocina.