La Asociación Europea de Biogás (EBA) revela en un reciente informe que para 2050 hasta el 40% del consumo total de gas en Europa podría provenir de biometano sostenible y España sería el segundo país, después de Francia, en potencial total de generación de este combustible.
Cuando restos de comida, cáscaras, cortezas, lodos y otros restos de biomasa se descomponen en ausencia de oxígeno se produce biogás. Si este biogás se somete a un proceso de depuración puede obtenerse biometano, con un porcentaje de metano por encima del 96%.
El biometano puede usarse del mismo modo que el gas natural, por lo que puede inyectarse en su red para distribución y consumo residencial , industrial, para generación de energía eléctrica en centrales de ciclo combinado o como biocombustible para transporte.
Sustituir combustibles no renovables por biogás supondría una reducción importante de emisiones de gases de efecto invernadero y contribuiría a la economía circular, ya que se aprovecharían residuos orgánicos como materias primas.
La Comisión Europea calcula que para 2030 cerca del 10% del uso previsto de gas natural en la UE podría cubrirse con biometano. Esto equivale a unos 33.000 millones de metros cúbicos o 350 TWh, aproximadamente el doble de lo que se genera en la actualidad. La iniciativa Gas for Climate estima que para 2050 se podrían producir 1070 TWh, casi el 25% de los niveles actuales de consumo de gas natural.
La iniciativa afirma que España sería el segundo país en disponibilidad de materias primas y rendimiento de conversión a biometano mediante digestión anaeróbica. Sin embargo, se quedaría muy por debajo de sus principales competidores en número de plantas: tan solo 5 en explotación frente a las 306 de Francia y las 242 de Alemania.
Aunque las previsiones son alentadoras y el Gobierno tiene en su hoja de ruta multiplicar por 3’8 la producción hasta 2030, no sería suficiente para alcanzar a nuestros países vecinos. Se requiere de un esfuerzo mayor para, por una vez, encabezar el cambio hacia una economía más verde y sostenible. Y tal vez no depender de otros países para abastecernos energéticamente. ¿Utopía?