Un acto tan típico en nuestro día a día como recoger la cocina después de cocinar puede tener un impacto negativo en el medio ambiente, también en la salubridad de nuestras casas y de nuestras ciudades.
Metemos los platos, vasos y cubiertos en el lavavajillas, si es que tenemos uno. Si no, a mano. Lo mismo con ollas y sartenes. Pero antes de lavar la sartén de freír, tenemos que deshacernos de los restos de aceite que ahí reposan. ¿Y qué hacemos? Tenemos dos opciones: hacerlo bien o hacerlo mal.
Cuando eliminamos los restos de aceite usado por el desagüe del fregadero estamos haciéndolo mal. Por varias razones. La primera, tal vez la más importante, porque cada litro de aceite mal desechado puede contaminar entre 1.000 y 40.000 litros de agua limpia, según la fuente a la que consultemos. Y no es que vayamos a tirar directamente un litro de aceite por nuestro desagüe, pero cada gota suma.
El aceite que tiramos se queda pegado en las paredes de las tuberías y se puede llegar a solidificar si hace frío. Además, puede llevar consigo restos de comida y, todo ello, es un atractivo para los «bichitos» que no queremos que anden paseándose por nuestra casa. Una vez llega a las redes de alcantarillado, el problema persiste y puede crear un entorno que favorezca la reproducción de bacterias, insectos y roedores. Plagas urbanas y malos olores son otra de las consecuencias de desechar el aceite incorrectamente.
Una vez llegan las aguas residuales a las depuradoras, los residuos como el aceite, que no deberían haberse tirado por el fregadero, suponen un coste en el tratamiento adicional y pueden provocar daños y atascos en las máquinas. En caso de no funcionar correctamente, el daño podría ser peor. Si el aceite llega a parar a los ríos o los mares, por densidad, acabaría flotando en la superficie impidiendo el paso de la luz y el oxígeno al agua, situación altamente perjudicial para la flora y la fauna acuáticas.
Pues bien, existe una alternativa a hacerlo mal: hacerlo bien. ¿Y cómo es esto?
Para empezar, debemos verter el aceite usado en una botella de plástico vieja. Hasta la última gota, aunque tenga impurezas. Lo que quede pegado a la sartén podemos eliminarlo casi por completo pasando un papel absorbente que tiraremos a la basura. Cuando la botella esté llena, es hora de depositarla en un contenedor especial para restos de aceite usado de cocina. A veces no es fácil encontrar uno pero cada día hay más. Puntos limpios fijos, móviles y muchas veces hasta en las comunidades de vecinos o cerca del resto de contenedores de reciclaje de papel, vidrio y plásticos. Sencillo, ¿verdad?